domingo, 14 de febrero de 2021

Poema de la semana (XV)

 "El amor no se elige, te elige… Un día te das cuenta que no soportas vivir sin él, que cuando estás con él piensas que dentro de un rato él se irá y lo besas con tanta pasión como si ese beso fuese a parar el tiempo o a darte más minutos..." Julio Cortázar (Ixelles, Bélgica 1914- París, Francia, 1984).
 
          Cortázar fue un escritor, profesor y traductor argentino; este último oficio lo desempeñó, entre otros, para la Unesco y varias editoriales.​ Sin renunciar a su nacionalidad argentina, optó por la francesa en 1981, en protesta contra el régimen militar argentino.​​​
 
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La propuesta de esta semana no es un poema al "uso", es decir, un poema en el sentido estructural de la palabra, no hay en él versos definidos, ni métricas ni estrofas. Pero una lectura atenta y cuidadosa revela que, en realidad, sí hay versos (marcados con una puntuación excesiva de 25 comas) y cadencias. También hay figuras literarias y retóricas que enriquecen las imágenes del poema y le dan esa sonoridad especial.  La RAE define poesía como “manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa”.
Os dejamos con el capítulo 7 de su obra RAYUELA. 

 Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. 

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".

 


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