Esta semana queremos acercaros a una escritora, traductora y sobre todo poeta, joven, exitosa, fruto de su tiempo: de las redes sociales, de los encuentros multitudinarios, también en América Latina. Comenzó, siendo una adolescente de quince años, a subir a su Blog -Relocos y Recuerdos- lo que escribía. Nos referimos a Elvira Sastre (Segovia, 1992), graduada en Estudios Ingleses y Master de Traducción Literaria.
Sin cumplir aún la treintena, ya ha publicado varios libros de poesía, algunos en editoriales tan consagradas como Visor, una novela "Días sin tí" (Alfaguara, 2019), ganadora del premio Biblioteca Breve, ha traducido obras como "Poemas de amor" de Oscar Wilde, escrito canciones para el grupo madrileño Vetusta Morla. Su gran valedor, y quien le ayudó a que fueran publicados sus primeros poemas, fue Benjamín Prado, uno de sus poetas favoritos además de Joan Margarit e Idea Vilariño. De los clásicos, prefiere a Becquer.
Entre sus poemarios destacar: Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo (2014), Baluarte (2014), La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida (2016), Adios al frío (2020). Os dejamos dos poemas muy diferentes, el primero de temática amorosa, habitual en sus poemarios, el segundo, de su último libro.
LO IMPOSIBLE.
De todas las formas de pedirte que te quedes,
a saber,
con los ojos abiertos, con un ramo
fresco en la mañana, con una frase a destiempo
que te convenza de que puedes sentarte al borde
de mis heridas sin miedo a hacerme daño;
es decir,
con la rodilla sobre el césped, la súplica en el dedo,
con la noche que se termina si no respondes a
mi urgencia, con esta valentía mía que promete
hacerte reina del castillo sólo si te quedas,
sólo si te pido que te quedes,
con esta soledad que se llena de tu nombre y me dibuja
cien pájaros en la espalda del color de tus ojos hierba,
de todas estas formas, amor mío,
de pedirte que te quedes conmigo
escojo el silencio
que es el único que sabe cómo pedirte
lo imposible.
DIME, CARMELITA.
Dime, Carmelita,
dime qué piensas cuando el mundo
se hace tan minúsculo que cabe en
la arruga más pequeña y tus ojos se pierden,
se deshacen, y tu sólo reconoces la lluvia.
Dime, Carmelita,
cuéntame de qué color son tus manos,
por quién ladran los perros, quién enciende
la luz en este mar tan oscuro y tan tuyo,
cuéntame quién te salva cuanto tú no puedes,
cuéntamenlo, di que lo sientes,
aunque no lo veas, dime que existen palabras
que te cuidan.
Dime, Carmelita,
enséñame que los verdaderos recuerdos no se borran,
que son más grandes que el olvido. Dímelo,
porque no te conozco y ya me has enseñado
que no importa la memoria, importa este temblor
que aparece en la puerta, momentáneo como un rayo de
luz.
Dímelo tú que lo sabes y protege este futuro
con tu pasado de sombras que se alejan.
Dime, Carmelita,
dime que sigues ahí, aunque te inventes otro idioma,
aunque mires a tu hija y no lo entiendas,
aunque mires a tus nietas y no lo entiendas,
aunque tu casa sea extraña y el miedo enorme,
aunque te invada la angustia y todo escueza, hasta la piel
de quien dice conocerte,
dime que sigues ahí, que eso basta, que eso es suficiente.
Aunque no recuerdes, aunque olvides,
no permitas que la oscuridad oculte lo único que es
cierto:
existes porque te quieren, existes porque los quieres.
Aunque no lo sepas.
DÍAS SIN TI.
Día Uno sin ti:
te echo tanto de menos
que en mi reloj aún es ayer.
Día Dos sin ti:
no salgo de la cama,
aún estás conmigo, tan guapa,
aunque sea en mis pesadillas.
Día Tres sin ti:
no llamas
y todo, las canciones en mi cama
la pena mi pecho tu nombre mi nombre con el tuyo
tus fotos mis trozos nuestros restos,
comunica.
Día Cuatro sin ti:
me abandonaste a las tres en punto.
Mi reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco.
Día Cinco sin ti:
tu ausencia aplastando mis entrañas.
Pareciera que han pasado por mi alma noventa años.
Día Seis sin ti:
hoy solo he llorado escuchando a Andrés
y leyendo a Ernesto.
voy mejorando.
Día Siete sin ti:
mi madre me ha besado las ojeras
y he salido del ataúd que es mi cama sin ti,
dejando al lado de mi almohada una nota de resurrección.
Día Ocho sin ti:
me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le rompieran el corazón al cielo
y he comprendido
que uno es de donde llora pero siempre
querrá ir a donde ríe.
Día Nueve sin ti:
no te olvido,
pero hoy he vuelto a reir de nuevo
y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,
como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.
Dedicamos esta semana nuestro pequeño homenaje al poeta valenciano Francisco Brines (1932 - 2021), recientemente fallecido, a quien ya hemos conocido a través de este blog.
Nacido en Oliva (Valencia), estudió Derecho y Filosofía y Letras en varias universidades, pero pronto sucumbió a la llamada de la poesía. Integrante ilustre de la Generación del 50 - poetas y escritores de altísimo nivel que vivieron su juventud durante la dura posguerra española -, Brines publicó su primer libro de poemas, Las brasas, en el año 1959, siendo galardonado con el prestigioso Premio Adonais.
A este le sucedieron más publicaciones y premios, entre los que destacan el Premio Nacional de la Crítica en 1967, el Premio Nacional de Literatura en 1987, el Premio Nacional de las Letras en 1999 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2010, culminando una brillante trayectoria poética de varias décadas con el Premio Cervantes en 2020. Precisamente su delicado estado de salud le impidió asistir a la ceremonia de entrega de este último, y fueron los propios Reyes de España quienes se desplazaron a su residencia de Oliva para rendirle el merecido tributo, justo unos días antes de su muerte.
La poesía de Francisco Brines se caracteriza por un lenguaje preciso, aparentemente simple, aunque muy cuidado, que evoca con gran sensibilidad temas tan clásicos como el paso del tiempo o el amor. Hoy os recomendamos este otro poema, perteneciente a su obra Insistencias en Luzbel (1977).
Aquel verano de mi juventud
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
COMPARTIMOS CON TODOS VOSOTROS LA ENTRADA DEL BLOG DE NUESTRA COMPAÑERA FUENSANTA PANADERO.
" El pasado viernes 14 dentro del XVII Seminario
Internacional de poesía organizado por el colectivo La manzana poética, que en esta edición
mira a Portugal bajo el epígrafe Lenguas peninsulares, tuvimos el placer de contar con Berta García Faet.
Considerada una de las voces fundamentales de la nueva poesía
española, una voz firme de la poesía actual que juega con el lenguaje
estirándolo, escribiendo, rasgueando palabras entre idiomas, quizás por el hecho
de haber vivido en Nueva York, Barcelona, Madrid, Nantes y Boston.
BERTA GARCÍA FAET (Valencia, España, 1988). Autora de los
libros Los salmos fosforitos (2017), Premio Nacional de Poesía Joven
“Miguel Hernández” 2018.Según el jurado: Se trata de una obra «que lleva a
nuevos límites la poesía, combinando la inteligencia, el humor, la emoción y el
chispazo lírico».; La edad de merecer (2015) y otros cuatro poemarios:
Fresa y herida, Introducción a todo, Night club para alumnas aplicadas Manojo
de abominaciones reunidos en Corazón tradicionalista: Poesía 2008-2011
(2017).
¿Qué encontramos en la poesía de Berta?
El amor romántico (y su desmitificación, o depende), el sexo,
la menstruación, la inquietud política, el embarazo, las arenas movedizas de la
identidad, dudas, perplejidades, anhelos, meditación sobre la feminidad,
describe algunos instantes que como mujerme siento identificada y que ,
menos mal, con el paso de los años han ido perdiendo su valor, su importancia. ”La
literatura viene de la vida y va a la vida”.
CORTEJO Y SUFRIMIENTO
La belleza es ese misterio
hermoso
que no descifran ni la psicología
ni la retórica. JORGE LUÍS BORGES
Anoche
agonizaste, expiraste
al
depilarte las ingles. Torquemada en el bidet.
Calma,
hay talco. Luego vinieron las cejas,
las
axilas. También te rasuraste: pensaste
intensamente
en por si acaso…
Y te
flagelaste los muslos con crema hidratante
de soja
y, como es natural,
llevas
relleno. Enero. Tres grados. La minifalda
te duele.
Aún hay que llegar al restaurante famoso…
Te
escuecen los ojos. Alergia. Se hinchan,
granates.
Pero el rímel los dignifica.
Pestañeas
despacio a lo Lauren Bacall,
y las
manos te sudan: te las secas en la trenca
por si él
decide darte alguna de las suyas…
Y no te
ríes: hay que esconder las encías
y esas
palas indomables desde siempre,
y te
obstinas en ponerte tú a la izquierda,
para que
no vea más que tu lado bueno,
y si te
pregunta algo te aclaras la voz
y
respondes débilmente. Tienes
que ser
femenina y tierna. Y los tacones
de once
centímetros (y cien unidades
monetarias),
esos fusiles de corazones,
esos
hijos de Dior, te pasean un puñal
por los
pies, sanguinarios y elegantes.
Basta,
piensas, basta. Y entonces te dice
al oído: “estás
preciosa”. Así que show
must go
on… Bella y ridícula, le das las gracias
con el
primer beso de la noche. El carmín
no se ha
borrado, tal y como prometía Yves Rocher.
Recursos ortotipográficos. Tachar versos enteros para
sustituirlos por otros dando la sensación de corrección, de duda. ¿Forman parte
de su proceso de escritura? Falta de signos de puntuación, aunque no de
sintaxis.
Alterna verso y prosa y crea poemas con estructuras complejas,
poemas, generalmente largos y discursivos, improvisaciones alrededor de algún
motivo que funciona como detonante o excusa para una indagación concreta.
Poema
sobre mirar el cielo de noche y pensar muchas cosas
yo que opino que la hipermetropía es una manera legítima de
existir y que intento ser una buena persona y que estudio mucho ética y
metaética y yo que lloro mucho con david hume y con los galgos maltratados y
con los viejos maltratados y con la contaminación de las heces de las gallinas
y sus obscenas celdas del tamaño de un folio A-4 y sus viscosas fiebres del
tamaño de un subcontinente y yo que creo en los tirabuzones de los páramos y yo
que ignoro todo y me pregunto qué hacer sin lenin y con cielo qué hacer con el
mundo y su cabello cardado y reseco y cómo tocar sus huesos arcaicos y su
praxis y el humo de su belleza impenetrable y yo que siempre siento la
presencia de un humo fratricida del sabor umami de la leche cuando quiero
verter una palabra amable y desaliñada en la gorra entreabierta del mendigo o
del músico y yo que sé bastante del amor y que lucho activamente aunque con
sueño o con sueños excesivos a favor de la pandemia global del perdón y de
esperanza que arrase el planeta tierra tal y como lo desconocemos de una vez
por todas y yo que sueño excesivamente sueños de carácter excesivamente erótico
y a veces perverso y abrupto y que nunca le perdonaré a mi especie auschwitz
rosa parks el estado-nación el dinero el niño muerto y yo que olvido mucho y
que propongo encender una vela con todos vosotros juntos para recordar todos
nuestros olvidos y yo que hurgo en la ranura del logos y no encuentro nada y yo
que tengo un progenitor A y un progenitor B y un hermano y una hermana y yo que
aun así ignoro todo de la muerte y me pregunto qué cantar cuando anochece y qué
cantar que no insulte al famélico o al translúcido o a la mujer bajo las
piedras del odio y yo que tirito con virginal desasosiego en el instante
crítico de tener que elegir un campo favorito o un animal favorito o un juicio
moral verdadero tan solo un juicio moral verdadero yo me río un poco con
envidia un poco con amargura sí lo admito me río un poco con amargura un poco
con envidia un poco con resentimiento de la seguridad ontológica del hombre
medieval, qué enternecedor. (La edad de merecer)
FUENTE:"Nos visita Berta García Faet" en LECTORALHAKEN
En esta ocasión publicamos un poema escrito por nuestra alumna de 2º de ESO F Inés Sarasua Fontanilla titulado "Me matas":
Me mata cuando no me escuchas,
me mata cuando me levantas la voz,
me mata cuando me miras con esa cara,
me mata cuando me dices mentiras y sé que lo son;
me mata cuando veo que no vienes las noches,
me mata cuando te cabreas por nada,
me mata cuando me ignoras,
me mata cuando me haces sentir la mala;
me mata cuando me haces llorar;
me mata cuando no sabes que existo;
me mata cuando haces cosas sin pensar;
me mata cuando no ves los detalles;
me mata cuando no me dices la verdad;
me mata cuando me ocultas cosas;
me mata cuando no me cuidas;
me mata cuando no me atiendes;
me mata cuando sé que no me amas;
me mata cuando sé que me estás matando;
me mata el pensar que no me importa.
Para Inés, la poesía es una vía para poder expresar sentimientos y, a la vez, entenderlos. Afirma que una vez que escribió su primer poema , se sintió "atrapada". Y así fue escribiendo uno, y otro...hasta que le sobran palabras y le falta papel.