
En este poema, el poeta, que luchó en la Guerra Civil, fue hecho prisionero y finalmente condenado a 30 años de cárcel, donde murió enfermo de tuberculosis, se pone en la piel de un combatiente herido, quien, sin embargo, reivindica su gesto heroico "para la libertad". El poema además es conocido por haber sido cantado por el famoso cantautor Joan Manuel Serrat, que ha convertido muchas obras poéticas en bellas canciones.
PARA LA LIBERTAD
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
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