Hoy 24 de octubre celebramos el Día de la Bibliotecas que en nuestro país se celebra desde 1997 impulsado por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Esta festividad tiene su origen en un evento trascendental del 24 de octubre de 1992, cuando la Biblioteca Nacional de Sarajevo sufrió la destrucción durante el conflicto de los Balcanes. Aunque el ataque se centró en su arquitectura, marcada por elementos de tradición árabe y oriental, la tragedia sirvió como catalizador para destacar la importancia de las bibliotecas como guardianes de la cultura y la historia de la humanidad.
Con la celebración de este día se quiere concienciar a nuestra sociedad de la importancia de la lectura, especialmente entre los niños y jóvenes, y agradecer y potenciar la extraordinaria labor de los profesionales de las bibliotecas, difundiendo la existencia de un servicio público de proximidad e inclusivo que contribuye eficazmente a facilitar una vía de acceso al conocimiento a todos los ciudadanos. Se busca, por tanto, destacar el papel de la biblioteca como un espacio público del conocimiento, libre y gratuito, que se hace aún más necesario dentro del nuevo entorno digital, además de trabajar y contribuir a reducir las desigualdades sociales.
Cada año, el Día de las Bibliotecas se celebra con un lema específico, y en 2023, el lema es "Tejiendo Comunidades". Este enfoque busca resaltar el papel fundamental que desempeñan las bibliotecas en la creación de conexiones sólidas dentro de nuestras comunidades.
El diseño del cartel conmemorativo de este año es obra de la ilustradora Nuria Riaza (Albacete, 1990), que ha bordado a mano gran parte de la ilustración en homenaje al lema “Tejiendo comunidades”.
Para conmemorar este día os dejamos este poema de la poeta Carmen Jodra
[La biblioteca no es un lugar para lo sensual]
Para Gracia del corazón alado
La biblioteca no es un lugar para lo sensual
por eso me conmueve tanto este mínimo delito
cuando los estudiantes en verano deslizan sus sandalias debajo de la mesa
y permanecen con los pies descalzos
rebelión contra una norma no escrita
esos tímidos pies, jóvenes y preciosos,
proclamando lo que nos recordaba
uno de mis maestros:
que descalzo
se dice en otro idioma «pies desnudos».
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